viernes, 30 de octubre de 2009

El dislate de la subida del IVA


Inicio una serie de artículos para dar una tímida opinión sobre la errática política económica española y especialmente, la política fiscal. Recuerdo de pequeño que me contaban la historia del tío talento, el que hizo la casa y se quedó dentro… Pues bien, las medidas económicas con las que nos vamos a levantarnos en el 2010 son el perfecto ejemplo de construcción de una casa sin puertas, sin ventanas y sin esperanza.-

Una de las más comentadas es la subida del Impuesto sobre el Valor Añadido; y los comentarios han ido dirigidos a una medida que va a incrementar los precios finales, tanto por el efecto del impuesto como el ajuste que van a realizar algunas empresas para intentar reflotar sus mermadas cuentas de resultados, y, la impresión que pretenderán vendernos, de un repunte suave de la inflación, con lo que, gritarán, salimos de la crisis al remontar la situación de deflación en la que nos encontramos… Poco puedo añadir a estas reflexiones que ya han circulado, salvo que, el sexto sentido me dice que en esa época habrá elecciones anticipadas. Puedo equivocarme (es más, seguro que lo hago), pero, aquí lo dejo planteado.-

Sin embargo, hay un efecto del que yo no he oído hablar, y es un efecto colateral devastador de esta subida del IVA, que es el efecto que va a tener en las empresas. Sé que ustedes pensarán que el IVA no afecta a las empresas, porque, a fin de cuentas, no suelen ser consumidores finales, y cobran ese impuesto como una especie de modernos publicanos para ingresarlo religiosamente en el Fisco, deduciéndose el IVA que a su vez pagaron a toda la cadena de recaudadores privados. Y tienen razón, al menos en parte, pero, los efectos son más graves de lo que parece.-

En primer lugar, es cierto que las empresas se deducen el IVA que soportan en la compra de sus bienes y servicios, y lo ajustan con el IVA que cobran a sus clientes, y que la carga se traslada a los consumidores finales, vamos, a usted y yo, que ya empieza a tener agujeros los bolsillos por donde nos sacan el dinero. Claro que no deducen todo, sino sólo aquello que es deducible, pero, a nuestros efectos, las cuotas no deducibles pueden ser más o menos irrelevantes.-

Sin embargo, si bien el IVA no es un coste de las empresas, implica un mayor pago por sus compras. Intento explicarlo a los que este tema lo vean complejo. Si usted se bebe una cerveza, ha gastado el precio de lo mismo… Suponga que compra doce botellas de cerveza y le cobran un precio por las cervezas más un recargo por las botellas, recargo que le devolverán cuando usted compre otras cervezas y devuelva esos cascos (alguno recordará que esto se daba…). Bien, usted ha gastado el precio de las cervezas, pero, aunque ha pagado las botellas, no es un gasto propiamente dicho, porque en su próximo pedido se las podrá descontar por las siguientes botellas.-

El sistema del IVA para las empresas, en situaciones en que el dinero fluye libremente, supone problemas de liquidez puntuales, pero no demoledoras. A fin de cuentas, el IVA que pagan por sus bienes y servicios lo adelantan y lo regularizarán con las ventas que hagan de sus productos, y, en su caso, a final de año pedirán la correspondiente devolución.-

Ahora bien… Uno de los problemas de esta crisis, es la falta de liquidez, la restricción del crédito y la asfixia financiera de las empresas. En resumen, que no tienen ni un euro…

Si una empresa quiere comprar bienes y servicios, deberá pagar a su proveedor, que, por la magia de los impuestos, se va a incrementar de precio, y por mucho que Hacienda me lo vaya a devolver, al proveedor le tengo que pagar y Hacienda tardará un año en devolvérmelo. Pero su liquidez no aumenta porque ni las entidades financieras dan dinero, ni los consumidores compran. En resumen, los cascos valen más, y no tengo dinero para pagarlos…

La reacción que va a suponer se la pueden imaginar… Las empresas ajustarán sus compras en función del dinero que tengan, lo que implica lisa y llanamente, que para pagar lo mismo, comprarán menos, con lo que aquellas empresas que suministran a otras tendrán que reducir su producción, con la consiguiente cascada de despidos, ERE y, por supuesto, disminución de la recaudación de impuestos, que provocará una subida de impuestos directos. Si Dios no lo remedia, ya lo verán ustedes…

En resumen, la subida del IVA es el mayor dislate que se ha podido hacer en época de crisis para intentar cuadrar un gasto público que no es más que un caballo desbocado con un jinete novel. El batacazo se siente, es más, está ya aquí.